miércoles, 6 de julio de 2011

Rothschild: el mayor estafador de la historia.

Como parte de mi definición e ideología política, quiero dar a conocer, a aquellos que aún no lo sepan, cual es el origen del Gran y Especulativo Capitalismo Salvaje que aún rige nuestras vidas. Ya que considero imprescindible este artículo como preparación de los que iré escribiendo después, a fin de que todos puedan saber quienes y como son "nuestros dueños".

La mayor de las fortunas existentes hoy en día, la de la familia o grupo Rothschild, tuvo su origen en la mayor estafa jamás concebida y perpetrada por persona alguna, de la que yo tenga noticias.


Para empezar, os daré una sinopsis de la genealogía de esta familia, judíos afincados en Alemania en el siglo XVIII, que, astutamente, “perdieron” su nombre familiar judío, por el patronímico Rothschild, que en alemán de la época, significa escudo rojo.

En 1743 Amschel Moses Bauer se establece en Fráncfort del Meno, Alemania, y abre una tienda decambista, o sea, comerciar con el dinero de los demás.

En la puerta de su tienda coloca el escudo de la ciudad: ue la gente conocía como Escudo Rojo, en alemán: Red Shield, o Rothschild en la lengua de la época.

En 1760, su hijo Mayer Amschel, ya cambia su nombre familiar por Rothschild (Mayer Amschel Rothschild), tomado como patronímico de la familia desde entonces.

En 1798 Nathan Mayer Rothschild, su nieto se instala en Mánchester, Inglaterra, como comerciante textil, y en 1809, se traslada a Londres, donde inicia una gran actividad bancaria, llegando a ser el banquero que financiaba a la corona británica. (En solo 11 años)

¡ Todo esto en tan solo de abuelo a nieto. !

En esas fechas, la corona británica estaba acudiendo a solicitar préstamos y financiación para llevar a cabo su guerra con Napoleón, que tras unos años de confinamiento en la isla de Santa Elena, consiguió escaparse y reunir a sus partidarios para conseguir volver a proclamarse Emperador.

Llegamos a Junio de 1815, en donde se presenta la batalla de Waterloo. Británicos, holandeses y germanos, comandados por el Duque Wellington, van a defender a Bélgica que estaba siendo invadida por Napoleón.

Las guerras han sido siempre, y siguen siéndolo hoy en dia, uno de los mejores negocios para los grandes capitalistas. Nathan Mayer Rothschild, obviamente, lo sabía, e ideó el más astuto de los planes para sacar la mayor tajada posible de la situación.

Unos historiadores dicen que él mismo se fue al lugar de la batalla, y otros dicen que mandó a varias personas de su total confianza como observadores. Yo me decanto por la segunda opción, ya que estar en los campos de Waterloo, en los momentos de la batalla, implicaba un riesgo físico bastante importante, y Nathan era cualquier cosa menos estúpido.

La batalla duró tres días, del 15 al 18 de Junio de 1815, y cuando los observadores de Rothschild estuvieron seguros del resultado, de que Napoleón había sido vencido, salieron como alma que lleva el diablo hacia Londres para llevar la noticia a Rothschild.

La noticia le llegó a Rothschild 15 horas antes de que llegaran las noticias oficiales a Londres sobre el resultado de la batalla.

Los testaferros de Rothschild se presentaron en La Bolsa para vender a cualquier precio, todas las acciones que éste tenía. La Bolsa interpretó, según había previsto Rothschild, que éste tenía noticias de la batalla y que quería huir de Londres, lo que hizo que en La Bolsa cundiese el mayor de los pánicos bursátiles jamás conocido.

Cuando todo el mundo puso sus acciones a la venta, por unos precios tan ridículos que convertían a un millonario en un pobre de solemnidad, Nathan Mayer Rothschild comenzó a comprar todo lo comprable, y en unas pocas horas se hizo “legalmente” el amo absoluto de Gran Bretaña y su Imperio, así como de gran parte de las empresas de los países aliados que se cotizaban en Londres.

Cuando, unas horas después, llegó la gran noticia del triunfo de los aliados sobre Napoleón, el cabreo general, incluso el de la Corona Británica, fue descomunal, pero absolutamente nadie pudo hace nada, ya que todas las operaciones de compra que se llevaron a cabo, estaban legalmente documentadas.

A partir de ese momento, Las Bolsas Comerciales, se han constituido y establecido para engañar a los incautos, hacerles perder lo que tienen e ir construyendo otros bloques de fortuna descomunales, con los que controlar, no solo el comercio, sino a los demás Bancos, a cualquier Institución e incluso a los gobiernos de cualquier país del Mundo.

Y aquí es donde hay que posicionarse. Aquí es donde hay que “mojarse”, y definir a Las Bolsas como al enemigo público nº 1 de cualquier sociedad que pretenda ser la dueña de su propio destino.

Al igual que hay muchos estamentos políticos que no sirven nada, más que para causar gasto al Estado, y de los que se puede prescindir totalmente, sin que nadie los eche en falta, podemos prescindir de Las Bolsas Comerciales para nuestras transacciones comerciales.

Cerrar Las Bolsas no implica, bajo ningún concepto, quitarle nada a nadie. El que tenga dinero invertido en acciones de cualquier Empresa, seguirá siendo dueño de esas acciones, pero tendrá que entenderse directamente con esa Empresa para recoger sus beneficios o pérdidas al final del año fiscal.
Podrá comprar y vender sus acciones, pero a través de la propia Empresa, y no en una Bolsa, en donde está sujeto a las especulaciones y a los rumores, normalmente maliciosos, para hacerle perder su dinero, que, obviamente, se queda otro.

Evitaríamos negocios del tipo Lehman Brothers, en USA, o Fórum Filatélico y Afinsa, en España,que se configuran con el único objetivo de robar a los incautos que se creen que hay un tipo con una idea maravillosa, que desciende del Rey Midas y que convierte en oro todo lo que toca.

La verdad es que hay que ser tonto de remate para poner tus ahorros en un negocio de este tipo.

Espero que este pequeño artículo os haya servido, a los que no conocíais la anécdota, para abriros los ojos de cómo Las Bolsas son las únicas responsables de nuestra actual situación de caos y miseria económica.

Lo dedico con toda mi alma a los que yo llamo: Mis queridos cojonudos. A los jóvenes que han propiciado el movimiento del 15M, la llamada Spanish Revolution, y a los padres y abuelos que, como yo, hemos visto en ellos esa llamarada de valentía para cambiar el sistema capitalista salvaje, por otro más racional y en que cada uno podamos, por fin, ser dueños de nuestros propios destinos.

Un abrazo.

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