domingo, 17 de julio de 2011

Homo Agnosticis

Considerándome agnóstico en cuanto al conocimiento de mi propia existencia, su propósito y su origen, tanto físico, como espiritual, religioso o simplemente existencial, aclararé en primer lugar el significado de agnóstico, ya que muchas de las personas con las que hablo ponen cara de extrañeza al escuchar ese término.

Como tradición “culta” de nuestra sociedad, adoptamos términos derivados de palabras del griego clásico y del latín. En este caso, echamos mano de la palabra griega gnosis, que simplemente significa conocimiento, y que los cristianos del siglo 1 tomaron para denominar a uno de los distintos movimientos cristianos que se formaron tras la muerte del que fuera su inspiración: Jesús de Nazaret.
Ese movimiento cristiano se hacían llamar los gnósticos, en referencia a que se creían en posesión de un saber verdadero, que los demás no tenían. Dado al pecado de orgullo que representa esta posición, fueron fuertemente rechazados por el grupo más grande, u oficial del cristianismo de la época, liderado por el Obispo Ireneo.

Tomamos pues la palabra gnosis = conocimiento, y buscamos su oponente, a-gnosis, que formamos simplemente con el prefijo a-, cuyo significado en nuestro idioma da el valor contrario a las cosas, como moral y amoral, por ejemplo.
Las personas que se autodenominan agnósticos, simplemente están diciendo que no tienen conocimientos suficientes para llegar a ciertas conclusiones, y especialmente en lo concerniente a lo religioso, declaramos, con toda humildad, que nuestra capacidad de sabiduría, entendimiento, conocimiento y discernimiento no son suficientes como para entender la existencia de un Ser Superior, inmensurable e incuantificable, que existe por sí mismo, que no ha sido creado por nadie, pero que indiscutiblemente debe de ser la causa de todo lo existente.

Particularmente, y especialmente como programador de computadoras que soy, sé que no existe un efecto sin una causa, lo que nos lleva al tan popular ejemplo de ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? … y el que tenga lo que hay que tener, que me responda a esta pregunta. Yo me reconozco intelectualmente incompetente (agnóstico) para responderla.
La creencia en un Ente o Entidad Causante, da origen a la creación de grupos en torno a una idea similar, imaginada, consensuada, impuesta o “revelada”; pero esta necesidad religiosa nace de la propia condición del ser humano, que “ha sido diseñado” para no entender ciertas cosas.

Francamente, a los que nos gusta la ciencia, nos rechinan las neuronas cuando nos topamos con un efecto, cuya causa se nos escapa a toda fórmula o ecuación de que somos capaces de imaginar.
Es obvio que cualquier cosa existente en nuestra realidad, proviene de algo anterior en el tiempo. Todo lo que nos rodea, incluyéndonos nosotros mismos, somos efecto de una causa anterior. Si queréis poner en un buen apuro a cualquier científico, cuando éste os haya explicado su teoría de la evolución, del  tiempo, y haya llegado al tan famoso Big Bang, preguntadle: ¿… y antes, qué?

Digamos que vivimos en “una cinta magnética” que es el tiempo, o que, sencillamente somos los cabezales de esa cinta, la cual vemos pasar inexorablemente hacia adelante. Así que una de dos: o somos prisioneros en nuestra cinta temporal, o somos uno de tantos cabezales que va viendo como pasa la cinta del tiempo, hasta que, o bien se acabe nuestra cinta, o se desgaste el cabezal.
He llegado a la conclusión de que es “El Tiempo” la auténtica prisión en la que vivimos confinados, y lo que nos impide tener el acceso a conocimientos que están en otra parte de la cinta, o sencillamente, no están en esta cinta en la que vivimos.

Todo el Universo que está a nuestro alcance, está obviamente contenido en esa cinta temporal, regido por unas normas que nos permiten ver exclusivamente el momento que pasa por nuestro cabezal, pero cada cabezal tiene un “pequeño computador”, o cerebro, que nos permite deducir parte de lo que ha pasado anteriormente, basándonos en la aplicación de las normas observables, medibles y cuantificables que tenemos a nuestro alcance.
Y esa es toda la capacidad que tenemos. No podemos ver más allá de lo que hay en esa cinta temporal, ni podemos imaginar tan siquiera que puedan existir cosas, eventos o realidades fuera de lo que se nos muestra en la cinta. Esa falta de información que hay en la cinta temporal, es lo que nos lleva a decir que somos capaces de entender que seguramente hay muchas cosas que no están en esta cinta, pero que nos falta su percepción y conocimiento. Que somos agnósticos.

Dada nuestra condición de “humanos”, creados indiscutiblemente por algo, con un “Hardware” bastante complejo, pero también algo “chapucero”, y con un cerebro que nos permite ejecutar un “Software”, y sola y exclusivamente ese “Software”, nos tenemos que conformar con funcionar con lo que tenemos, y limitarnos simplemente a elucubrar que en alguna otra parte, debe de haber otra forma de existir que no sea una cinta temporal, pero que no está a nuestro alcance, al menos que alguien nos modifique y nos mejore hacia una nueva versión, sin cinta temporal.
¡ Buen rollo os he soltado!, eh?

Pues, si queréis, nos vemos en el próximo artículo en donde vamos a ver, según yo, mi, me conmigo mismo, la necesidad imperiosa de la religión, y el aprovechamiento de la misma para el control de las masas.

NOTA: No os comáis mucho el coco con mis elucubraciones, que no son sino el producto de mi experiencia vital, y eso es personal e intransferible. Tened vuestras propias experiencias y conclusiones, que son las únicas que os valdrán en esta pajolera vida.